Con frecuencia observamos una creciente insistencia de nuestros amigos oftalmólogos por alentar a sus pacientes a ampliar la mirada, y tomar conciencia sobre los riesgos de la obesidad.
En los últimos años, la relación entre la obesidad y la salud ocular ha cobrado un rol protagónico en la literatura científica. Estudios recientes no solo confirman que el exceso de peso es un factor de riesgo para enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión, sino que también destapan su impacto directo sobre la visión, un aspecto que antes se subestimaba.Los datos referentes a México y el comportamiento de su población respecto a este tema no son muy alentadores. Según datos de la Encuesta Nacional en salud, entre otros estudios, se estima que más del 70% de los adultos mexicanos tienen sobrepeso u obesidad y de ese grupo las damas tienen una prevalencia mayor (41%) que los caballeros (32.3%). En el caso de los menores, 39% de los niños escolares mexicanos tiene sobrepeso, y el 38% presenta problemas visuales.
¿Cómo afecta la obesidad a nuestros ojos?
Hoy en día es bien sabido y extendido que la preocupación por esos kilos de más no es un asunto de estética o de competencia por la apariencia física, o de auto-aceptación. Enfermedades como las cardiovasculares y la diabetes lideran las referencias en cuanto a alusiones a sobrepeso, pero los riesgos son mucho mayores.
La obesidad está vinculada con patologías oculares graves, siendo las más frecuentes destacan la degeneración macular, las cataratas y la retinopatía diabética e hipertensiva. Estas suelen estar asociadas a complicaciones sistémicas derivadas de los daños a los delicados vasos sanguíneos de la retina como consecuencia de la diabetes o la hipertensión. La retinopatía diabética e hipertensiva, en particular, pueden avanzar sin síntomas hasta etapas avanzadas, cuando el daño es irreversible, lo que refuerza la importancia de los controles oftalmológicos periódicos en personas con obesidad.
Lamentablemente el incremento de problemas visuales en las personas conecta con los excesos en el consumo de azúcares y productos ultra-procesados, además del sedentarismo y tabaquismo. Y en este panorama México ocupa el primer lugar mundial en obesidad infantil y el segundo en obesidad en adultos.
Un estudio transversal realizado en México con 250 participantes encontró que los individuos con alteraciones visuales presentaban, de manera significativa, mayor prevalencia de sobrepeso, ingestión calórica elevada, sedentarismo, consumo de alcohol y tabaquismo. Tales resultados sugieren que tal estilo de vida, del que la obesidad es parte central, se relaciona claramente con el deterioro de la salud visual.
Por el contrario, investigaciones internacionales han demostrado que la pérdida de peso mejora la microvasculatura de la retina. Beneficios que están ¨a la vista¨, literalmente. Un equipo de investigadores finlandeses observó cambios positivos en la salud ocular de pacientes, seis meses de cirugía bariátrica y una reducción significativa del peso corpora. Si bien cada caso es particular los beneficios de modificar el peso repercuten en el organismo en general, y protege la visión.
A este interés se suma el trabajo de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) con la revisión sobre fármacos como la semaglutida (usada para tratar diabetes y obesidad), tras detectar en estudios observacionales un posible incremento del riesgo de neuropatía óptica isquémica anterior, un trastorno poco común que puede causar pérdida de visión. La evidencia aún no es concluyente y otros estudios no han encontrado esta asociación, pero es importante recordar que los pacientes con diabetes tipo 2 ya tienen un riesgo elevado de problemas oculares, independientemente del tratamiento farmacológico.
Hábitos y control para una visión saludable
El sedentarismo y la obesidad (a menudo resultado de una ingesta calórica superior a las necesidades) generan un estado proinflamatorio y metabólico que puede dañar los vasos sanguíneos de la retina y favorecer enfermedades como la retinopatía diabética, la DMAE y el glaucoma. El ejercicio físico regular, por el contrario, mejora la circulación y la salud metabólica, ayudando a proteger la visión.
La prevención es la mejor medicina, se escucha decir a los especialistas. Y lo es. Los controles oftalmológicos regulares son fundamentales, especialmente en personas con sobrepeso u obesidad, para detectar y tratar a tiempo cualquier complicación ocular.
La pérdida de peso en forma sensata y preferiblemente bajo supervisión de un especialista en nutrición puede reducir el riesgo de enfermedades visuales graves. Por eso, los amigos oftalmólogos suelen recomendar a sus pacientes que consideren lo vital que el cuidar su peso para mantener ese tesoro tan preciado como lo es la visión y la salud en general.
Nunca es tarde para empezar a cuidarse y que cada pequeño cambio puede marcar la diferencia para nuestros ojos, llamados espejos del alma y ahora también de la buena salud.